
Hacer ejercicio físico puede ser un modo de vida o una necesidad real. No obstante, en cualquier caso es importante saber qué malos hábitos son los peores enemigos de sus articulaciones: una dieta desequilibrada, una mala postura y los movimientos reiterados –o incluso aquellos susceptibles de provocar traumatismos, como en el caso de los trabajadores o deportistas– pueden limitar la libertad de movimientos.
Es importante considerar tres elementos esenciales que pueden ayudar a recuperar su capacidad natural para moverse.

Hacer ejercicio para aumentar la fuerza y la movilidad muscular
El ejercicio físico regular desempeña un papel importante a la hora de prevenir y gestionar la osteoartritis.
Hay dos tipos de ejercicios físicos para mejorar la movilidad: movilización de las articulaciones y fortalecimiento muscular. En ambos casos, el éxito de la rehabilitación posterior al tratamiento depende de la constitución y de las características psicológicas de la persona.
Si se practica correctamente durante las fases latentes de la enfermedad, el ejercicio físico aumenta la elasticidad del sistema musculo-esquelético, mejora la circulación sanguínea y ayuda a controlar el peso corporal. Los ejercicios deberían realizarse correctamente o pueden resultar más perjudiciales que beneficiosos.
En los pacientes con osteoartritis, la kinesioterapia alivia las molestias en las articulaciones artríticas, trata las contracturas musculares y entrena los músculos a través de unos ejercicios isométricos adecuados. Los ejercicios posturales, estáticos y dinámicos también resultan de utilidad.
En los pacientes con osteoartritis, la hidrokinesioterapia es un tratamiento de rehabilitación útil, llevado a cabo en agua caliente, que aprovecha el principio de flotación del agua y el efecto de la temperatura para aliviar la presión y relajar las articulaciones. Este tipo de terapia se lleva a cabo en unas instalaciones termales específicas.
Durante la fase no inflamatoria, y siempre y cuando no existan contraindicaciones (por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, enfermedades infecciosas, etc.), la terapia con lodos reduce el dolor, relaja la musculatura y alivia la rigidez de las articulaciones.
La fisioterapia también hace uso de la iontoforesis, los ultrasonidos, la terapia con calor y la electroestimulación nerviosa transcutánea (TENS).
Sugerencias médicas
He aquí algunos ejercicios para realizar en casa diseñados para fortalecer sus articulaciones de la rodilla, la cadera y el hombro.
Rodilla
Cadera
Hombro
La importancia de la dieta para la salud de las articulaciones
Su dieta puede afectar a sus articulaciones. Mientras que diferentes mecanismos moleculares, influidos por los alimentos, pueden dañar los tejidos articulares, también hay muchas sustancias alimenticias con un potencial efecto beneficioso sobre las articulaciones: entre ellas, fitonutrientes como los flavonoides, los polifenoles y los bioflavonoides presentes en cantidades importantes en algunas frutas (granada), el té, algunas especias (jengibre y cúrcuma), el vino y las verduras. Ha quedado demostrado que estos alimentos poseen propiedades antiinflamatorias y anticatabólicas, además de proteger frente al estrés oxidativo.
Los ácidos grasos omega 3 también parecen reducir la inflamación y paliar los síntomas clínicos en pacientes con enfermedades reumáticas. Podemos encontrar estas sustancias en pescados, aceites de pescado, semillas de lino y nueces.
En general, es importante seguir una dieta variada y saludable.